Hace mucho tiempo, en un país en el que los animales hablaban, vivía un gato llamado Coco. Tenía largos bigotes negros y un pelaje a rayas negras y blancas, con una mancha marrón en el ojo izquierdo. Era muy creído y pensaba que era el mejor. Siempre quería ser el centro de atención y le gustaba mandar. Coco vivía en una granja con otros animales. Sus mejores amigos eran Chris, un ratón tímido pero inteligente y Bill, un perro labrador con mucha energía. A Coco le gustaba ordenarles lo que tenían que hacer: se sentía el rey de la granja, por eso pocos lo soportaban.
Chris y Bill tenían un amigo llamado Marc, un gallo amable y listo. A Coco no le caía bien el gallo porque estaba celoso de que sus amigos tuviesen más amigos que él. Por eso estaba todo el rato criticando a Marc a sus espaldas e inventándose cosas para que pareciera que el gallo era el malo.
Eran demasiados los problemas que les causaba Coco a Chris y a Bill, especialmente a Chris, que por ser tímido lo manipulaba más. Fingía que le dolía algo para que todos le mirasen, se burlaba de ellos en cuanto podía, se quejaba muchísimo, intentaba que se enfadasen con Marc, quería ser el primero en todo, les presionaba para que hicieran lo que quería e incluso les quitaba la comida.
Un día, después de soportar muchas injusticias, Bill le dijo a Coco todo lo que pensaba de él. El gato se enfadó mucho y se lo dijo al dueño de la granja, Víctor. Pero él le dio la razón al perro. Coco se enfureció todavía más, y le dijo a Chris que no fuera amigo de Bill. El ratón le dijo que vale, pero todos los días informó al perro de lo que le decía el gato. Marc le decía a Chris que se enfadase con Coco, pero el ratón era demasiado tímido.
Así pasaron muchos meses y la cosa no cambiaba. Chris seguía sufriendo los abusos de Coco. Hasta que un día, después de que Coco le quitase el desayuno y no se lo quisiera dar, el ratón tímido no pudo más. Cansado, le dijo:- Coco, no quiero ser tu amigo. No me gusta cómo me mandas y cómo te aprovechas de mi. Me molesta mucho, más de lo que tú piensas. No quiero que hables mal de mis amigos y que siempre andes molestándome. Estoy seguro que no sabías que sería capaz de decirte esto, Coco. Estoy cansado de esta situación, así que te repito, no quiero ser tu amigo. No te voy a dar otra oportunidad porque no te lo mereces. No tendrás amigos si sigues comportándote así. Recuerda toda tu vida lo que te he dicho. Adiós, Coco.
El gato se quedó boquiabierto. No creía que le fueran a decir eso nunca. No pudo decir nada más porque Chris se fue con paso altivo. Coco empezó a decir: -Lo siento... Pero Chris le interrumpió y le dijo: -Es demasiado tarde. Eso que me has dicho ahora me lo tendrías que haber dicho antes.
Marc, Bill y los otros animales de la granja felicitaron al ratón. Marc le dijo: -Muy bien. Te has enfrentado a Coco. Es una lección que le quedará grabada en la mente para siempre. Bill le dijo: -Estoy muy orgulloso de tener un amigo como tú. ¡Viva Chris! Los demás corearon: -¡Viva!
Y tal y como predijo Chris, de mayor Coco no tuvo amigos. Se sintió muy triste y solo. Hasta un día que decidió cambiar, tal como le aconsejó su ex amigo. Coco fue a casa de Chris y le pidió disculpas llorando. Chris le miró con seriedad y le dijo: -Acepto tus disculpas. Veo que has aprendido la lección. Así Coco volvió a ser amigo del ratón y nunca más abusó de él ni le molestó.
FIN
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sábado, 8 de noviembre de 2014
La valentía de Chris
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